CUENTA REGRESIVA: ¿ENFRENTAMIENTO O ACUERDO?
- Will Lukas
- 3 nov 2021
- 2 Min. de lectura

✍ Freyser Martínez 📷 Nachely Rivero Desde la explosión social del pasado mes de julio, la aparente calma de la vida al interior del país es solo la fachada que el régimen vende. A partir de que la población decidiera alzar la voz exigiendo libertad en plena calle, y tras la represión de las autoridades, no ha cesado de aumentar la cifra de personas detenidas por las protestas, que ya superan las 1 200 en toda la isla, según la consultora jurídica Cubalex.
Con más de la mitad de ellas aún en prisión, el desasosiego de familiares y amigos y el anuncio de un nuevo estallido ciudadano, cuesta creer en la calma, el restablecimiento de una «nueva normalidad» o la recuperación tan pregonada del país con las prebendas del turismo.
En este lapso de tiempo ha surgido la iniciativa popular que nos invita a marchar por verdaderos cambios democráticos en Cuba y la libertad de todos los que hoy están privados de ella injustamente.
Los organizadores hicieron un pedido legal a las autoridades para ejercer el derecho a la manifestación pacífica. Denegado este permiso y etiquetada de ilegal, se insiste en efectuarla. El oficialismo, entonces, ha echado a andar su maquinaria propagandística para intentar desacreditar a los líderes del evento, tildándolos con sus ya rancios estigmas de «mercenarios» y «contrarrevolucionarios» al servicio del norte.
Lo que pasará, bueno… Predecir un fenómeno social es siempre difícil, como lanzar al aire los fragmentos de un rompecabezas en el que cada cual se aferra a su pieza y no la coloca sobre el tablero, por lo que es casi imposible armarlo. Para construir la democracia no podemos agenciarnos la totalidad de la verdad, ni dividirnos la realidad con ideologías y mucho menos rompernos la cabeza en una lucha sin sentido.
El respeto, la ética y la tolerancia tienen que aglutinar a tiempo esos fragmentos desperdigados. De lo contrario, nos encontramos muy pronto en el camino de la violencia, que no es otra cosa que el reverso de la democracia.
Rota la calma de décadas, la pasividad, el tranquilismo de los cubanos, comienza la cuenta regresiva hacia la definición del destino de la patria. ¿Enfrentamiento o acuerdo? ¿Ignorará el tirano una vez más los hechos que se le presentan? ¿Renunciará a la calma real, posible, de un pueblo reconciliado, libre y próspero? ¿O acudiremos, como en toda hora necesaria, al Apóstol que nos dijo que «¡Sólo perdura, y es para bien, la riqueza que se crea, y la libertad que se conquista, con las propias manos!»?
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