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Día Naranja para un país gris

  • Amber Ferrara
  • 25 oct 2023
  • 2 Min. de lectura

Mientras espacios alternativos feministas como Yo Sí Te Creo y Alas Tensas emiten alarmas por la contabilización del feminicidio número 66 en lo que va de año, los medios oficiales en Cuba alistan sus promociones para el Día Naranja.


A propuesta de la ONU, desde 2008 se declara el 25 de cada mes como el Día Naranja, para generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas. El día naranja implica realizar acciones que visibilicen la importancia de prevenir y eliminar la violencia de género.


Día Naranja para un país gris
© Tomás Rodríguez


Sobre el tema, el nuevo Código Penal cubano, vigente desde el día 15 de mayo de 2022, incluye sólo sanciones accesorias, circunstancias agravantes y regulaciones para enfrentar los escenarios de discriminación en el entorno familiar. Sin embargo, el estado adolece de voluntad política y mecanismos de articulación para implementar acciones básicas como reparación e indemnización de daños, acompañamiento y protección a mujeres bajo amenaza o sobrevivientes.


Ni hablar de la exigencia sempiterna de una ley integral contra la violencia de género.


Ha sido el activismo de la sociedad civil el que ha permitido dar voz a las víctimas, denunciando y visibilizando los casos de amenazas. Además, la recopilación de datos y testimonios por el Observatorio de Género de Alas Tensas, la Red Femenina de Cuba y otras plataformas afines, ha permitido perfilar la problemática con más nitidez, pues las escasas estadísticas oficiales carecen de credibilidad.


El Día Naranja será para el oficialismo otro día común, donde se hará promoción a la opaca Federación de Mujeres Cubanas, se declarará el "esfuerzo" en la lucha contra la violencia de género y la discriminación de mujeres y niñas, mientras que hace poco, en Maisí, madres que exigían agua y comida para sus hijos eran reprimidas violentamente por las autoridades.


El estado cubano es la representación más contundente de la opresión patriarcal en Cuba que perpetúa la violencia de género, la discriminación política, la pobreza, la violencia policial, la violencia en las cárceles y la total omisión de los derechos humanos y civiles de la mujer cubana.

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