Jalisco Park: ¿diversión o castigo corporal?
- Atilio Borges
- 26 oct 2023
- 2 Min. de lectura
Hace pocos meses las redes sociales estallaron en críticas y airados comentarios por la suerte que había corrido el legendario parque infantil Jalisco Park. Ya desde el desmantelamiento de los épicos “aparatos”, que hicieron las delicias de más de una generación de capitalinos y cubanos en general, los usuarios de las redes pusieron el grito en el cielo por el devenir de tan icónico espacio.
Ubicado en la céntrica intersección de la avenida 23 y calle 18, la debacle ocurrió a la vista de todos, incluida la tala de algunos de los frondosos almendros que “obstaculizaban” los planes a corto plazo.
La casi patrimonial instalación, con más de medio siglo de funcionamiento, mal que bien fue administrada por diversas instancias a lo largo de su existencia, velando por un mantenimiento aceptable para las exigencias de niños y adultos.

El infortunio que sobrevino tras el otorgamiento del espacio a las medrosas mypimes, es ya un hecho constatable. Al sustituir los tradicionales equipos de tracción mecánica —obsoletos, pero no menos funcionales que los almendrones que circulan en las calles— por “novedosos” inflables de nylon, ha cambiado dramáticamente la fisonomía del lugar.
La absurda oferta gastronómica, presentada con nombres de una vulgaridad y falta de inventiva asombrosas para los exorbitantes precios a la que se comercializa, redondean la penosa iniciativa de experimentar tan radicalmente con un sitio que ya poseía un sello de identidad. Paradójicamente, al momento de su apertura, el descontento se reflejó en multitudinarias concentraciones para acceder a sus instalaciones, fenómeno que bien amerita un pormenorizado estudio sociológico.
Hasta aquí nada es noticia, salvo que nadie se ha ocupado de darle seguimiento al asunto para constatar los derroteros de la empresa. A escasos meses de su apertura, de las muchas veces que he pasado por el lugar en distintos días de la semana, llama la atención lo desolado que se encuentra. Los toldos colocados para reemplazar los árboles talados, que actúan como trampas de calor, poco invitan a una degustación en el área gastronómica donde se emplazaron.
Por la misma razón, un deficiente o nulo estudio de factores climáticos ha dado como resultado que los estridentes colchones de nylon, cuya superficie y aire comprimido los hace hervir en los horarios de mayor exposición a la radiación solar –coincidente con el horario de funcionamiento del parque— convence a los infantes de renunciar a la diversión.
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