top of page

REYES Y PEONES

  • Foto del escritor: Will Lukas
    Will Lukas
  • 28 nov 2022
  • 2 Min. de lectura

✍️ Freyser Martínez 📷 Héctor Miranda

Manolo es un cubano como otro cualquiera, incluso puede que no se llame así, pero es el nombre popular que escogimos para esta historia que es de todos. Cuando anochece, Manolo cierra las ventanas y se alumbra con la luz tenue del celular. Está solo, su familia se ha ido del país. Vio partir a sus hermanos en los ’80, hijos y sobrinos en el ’94, ahora sus nietos… El barrio se ha quedado sin jóvenes, esos muchachos alegres que escuchaban música estridente, los de la motorina y la pareja que pasaba tomada de la mano cada tarde.

Los jóvenes son el mañana y Cuba se está quedando sin el amanecer. Somos la isla de los rehenes, una dictadura que sacó la cuenta que era mejor no matar, si no forzar a la gente a irse. Cada cubano que sale es una inversión a largo plazo para la Plaza de la Revolución. No salen jóvenes, profesionales, no, salen peones que trabajarán por un futuro o un sueño que no les dejan realizar en su tierra. Trabajarán duro, con frío y nostalgia y creerán que son libres de ese sistema que los oprimía, pero no, siguen arrastrando las cadenas con las que nacemos los cubanos. En el mejor de los casos, enviarán remesas que el estado licuará para llenar sus arcas.

Triste realidad de una isla profundamente aislada. El 11 de julio de 2021 fue un despertar, pero no bastó. Tras esos días la inquisición cabalgó a sus anchas. Ahora cientos de jóvenes son fichas de cambio. Ya las piezas de ese ajedrez geopolítico se han comenzado a mover. Los peones, ellos siempre adelante, los reyes lucrando del dolor ajeno, de los sueños frustrados, de las vidas a ratos cegadas.

Una nación abre la válvula para que la presión de su rey amigo se escape. No hay otra estrategia para los que comen en la mesa de Partido Comunista de Cuba, siguen el guion: destruir al vecino del norte. Los del norte tan inteligentes que terminan alimentando a los lobos. ¿Por qué? Esa respuesta no la tengo, pero si sé que los políticos nos usan para sus fines.

Cuba acepta deportados desde la frontera sur de Estados Unidos, pero sabe que no puede volver a dejar acumular la tensión, así que no serán todos. Mientras tanto Manolo, ese cubano de a pie tan común, piensa en el «miedo creíble» que deberán mostrar los menores de su estirpe, una estirpe criada en el miedo como en un jaque perpetuo. ¿Algún día terminará?

✅ Síguenos en Twitter (@LaHoradeCuba20), Instagram (lahoradecuba) y en nuestros canales de Telegram y YouTube (La Hora de Cuba).


Comments


bottom of page