PrimerAniversarioDel11J
- Will Lukas
- 9 jul 2022
- 5 Min. de lectura
ICONOGRAFÍA DEL 11J: 10 FOTOS PARA LOS LIBROS DE HISTORIA
✍️ Mario Ramírez
Si las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 (11J) hubieran ocurrido algunos años atrás, hoy nos habría llegado muy poco de la inmensa iconografía que en fotos y videos logró captar ese día memorable.
Por un lado, el desarrollo rastrero de la isla ha permitido la entrada de dispositivos móviles con cámaras incorporadas, lo que ha empoderado a miles de cubanos y ha convertido a muchos en reporteros de última hora.
Por otro, la liberación del internet por datos revolucionó la manera en que los cubanos nos comunicamos, siendo la piedra de toque en la espontaneidad y simultaneidad de unas manifestaciones que sublevaron al país de cabo a rabo, en apenas unas horas.
A todo esto habría que añadir, al menos antes del estallido social, el afán del régimen por mostrar una imagen democrática, al acceder a un mayor número de observadores y de la prensa internacional acreditada, presentes también el 11J.
Sin estos testigos activos, la mayor rebelión contra el castrismo habría quedado en una nebulosa fácilmente tergiversable, como ocurrió con el «maleconazo» de 1994 u otros momentos críticos.
Se puede decir, con todo derecho, que el poder de las imágenes hizo detonar lo que las palabras llevaban gritando por décadas. Una directa en Facebook prendió la mecha, otras directas, fotos y videos avivaron la llama, mientras que la transmisión televisiva del régimen, con la «orden de combate» de Díaz-Canel, transmutó el carácter pacífico de las protestas en una verdadera batalla.
Como estamos seguros de que algún día estos documentos ilustrarán nuestros libros de historia, empecemos ya a poner en contexto lo que vieron las cámaras, antes de que la navaja oxidada de la dictadura los someta a sus cortes sin filo.

La bandera sobre la patrulla en Toyo
No cabe dudas de que una de las imágenes icónicas del 11J es la que muestra a un adolescente ondeando una bandera cubana sobre la patrulla policial volcada en Toyo, en el municipio habanero de Diez de Octubre. Sólo en mayo de este año se pudo identificar al niño, ahora emigrado en España; su nombre es Elías Rizo León y tiene 16 años. Logró escapar un mes después de las protestas y librarse así de la pena de «sedición» por la que 13 menores de edad fueron procesados, incluidos varios de Toyo.
Para el pie de foto del futuro hay que aclarar que el joven Elías gritaba en ese momento «patria y vida y libertad», mientras alzaba la bandera de su escuela secundaria en Santo Suárez, como contó al medio independiente CiberCuba al llegar a territorio español, luego de una ardua y sigilosa travesía.

«Patria y vida»: himno de lucha
Pero Elías no era el único que gritaba «Patria y vida» en aquella jornada. Básicamente, la consigna popularizada por cantantes urbanos se convirtió en un himno de lucha sintético, con el que miles inundaron la capital cubana y varias decenas de ciudades del país. El fotógrafo de Reuters, Alexandre Meneghini, captó en un barrio de Centro Habana una instantánea que el régimen se niega a mostrar: el pueblo agrupado con carteles y propaganda antisistema, desfila bajo la advocación de esas dos palabras: patria y vida.

El grito de libertad
En agosto de 2021 fue excarcelado Rolando Remedios Sánchez, el protagonista de otra foto emblemática del 11J. Con anterioridad, Rolando, de 26 años y fanático de Los Aldeanos, sólo había hecho contacto con la disidencia cubana en 2020, cuando visitó a los acuartelados del Movimiento San Isidro en su huelga. Nunca imaginó que su rostro, contraído por el grito de libertad mientras es introducido por agentes del MININT en una patrulla frente al Capitolio, recorrería el planeta.

Niños reprimidos
Kevin Castañeda, conocido en las redes como El Kende de Cayo Hueso, no tenía aún la mayoría de edad cuando salió a las calles de La Habana el 11J. La foto en la que aparece agarrado por el cuello por dos policías, puso en alerta al mundo sobre la represión sin cuartel desatada por las autoridades de la isla. Debido a las protestas, guardó prisión durante cinco días hasta ser liberado con una multa de 500 pesos y la obligación de firmar su presencia a diario en una estación policial. Recientemente el influencer logró escapar a República Dominicana, tras cumplir 18 años y ser llamado al Servicio Militar Activo.

Jóvenes reprimidos
El joven Leonardo Romero fue noticia el 30 de abril de 2021 cuando se apareció en la esquina de Obispo y Aguacate con un cartel donde decía «Socialismo sí, represión no». Este tipo de protesta es singularmente incómoda para el régimen, al predicar una posición política idéntica en palabras, pero distinta en hechos, a la del establishment. El 11J, el destino volvió a colocar a Leonardo en la mirilla de los represores, cuando al intentar rescatar a un joven discípulo de la Universidad de La Habana, fue arrastrado al torbellino de violencia y conducido a una celda por agentes de la Seguridad del Estado. Su caso desató una polémica con las organizaciones de masa del estudiantado cubano, exánimes y hasta cómplices ante la representación de estudiantes.

Periodistas reprimidos
Que el 11J terminaran en la cárcel todos los periodistas independientes que intentaron cubrir los eventos, pasa como otra escena de la censura castrista a la que nos hemos habituado, pero que un periodista de la agencia internacional The Associated Press fuera golpeado por hacer su trabajo, parecía inaudito. Así ocurrió con Ramón Espinosa, a quien le quedó el rostro ensangrentado luego de forcejear con policías cubanos. Asimismo, otro camarógrafo de la misma agencia también fue agredido por una turba afín al régimen que terminó inutilizando su cámara.

«La orden de combate está dada»
Un joven y una señora intentan contener los golpes de un agente de tropas especiales. ¿En qué momento un reclamo pacífico del pueblo se volvió una lucha entre cubanos? A la séptima foto de esta selección habría que colocarle una etiqueta que aluda a lo que sucedió minutos después de la alocución del presidente ilegítimo Miguel Díaz-Canel. «La orden de combate está dada», y aunque todos padecemos las mismas penurias del sistema, quedamos divididos en una guerra civil de un solo y desigual combate.

La represión «espontánea»
En campañas mediáticas posteriores a las protestas, el régimen ha querido desvirtuar el carácter espontáneo de las manifestaciones, volviendo sobre el viejo cuento de la conspiración orquestada desde el norte. En cambio, pretenden que les creamos cuando dicen que el pueblo «revolucionario» salió a las calles por voluntad propia a defender el totalitarismo. Hay muchas imágenes de civiles armados con maderos de igual tamaño, pero esta en la que un grupo de entusiastas de la dictadura golpean al unísono a un compatriota indefenso, deja bien claro qué clase de «espontaneidad» caracterizó a la represión.

Represión de élite
Otra lección que nos dejó el 11J fue saber hasta qué punto el régimen está dispuesto a reprimir y con qué recursos cuenta. La salida, por primera vez en la historia cubana, de tropas antimotines, pasmó a medio mundo. Los expertos calcularon en varios cientos de miles de dólares el saldo gastado por la dictadura en su despliegue de fuerzas, con soldados y equipamiento moderno probados en otros estados totalitarios como Venezuela y Rusia.

Todas las fuerzas de la represión
Hasta donde pudimos ver, el Ministerio del Interior cubano hizo alarde de todos sus mecanismos represivos —o eso creemos— erigiéndose en Goliat de su propio pueblo. La foto de un ciudadano endeble, de tez oscura y visiblemente afectado por los golpes, siendo llevado de un lado a otro por uniformados, ha servido en los foros antitotalitarios como una metáfora de lo que representa el poder en Cuba: abuso, segregación, represión, violencia. Lo que ha sucedido una vuelta del sol después de aquel histórico día, no ha sido muy diferente.
📷 1, 3, 5 y 9 AFP/ Yamil Lage; 2, 4 y 8 Reuters/ Alexandre Meneghini; 6 AFP/ Adalberto Roque; 7 AP/ Ramón Espinosa; 10 EFE/ Ernesto Mastrascusa
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