DÍA DE LOS TRABAJADORES: LOS CONDENADOS DE ESTA TIERRA
- Will Lukas
- 1 may 2022
- 4 Min. de lectura
✍️ Mario Ramírez
Con más nerviosismo del acostumbrado, el régimen cubano preparó su regreso a las farsas del primero de mayo, donde en lugar de celebrar un día por los derechos de los trabajadores en el mundo, obliga a sus obreros a exhibirse en la vitrina de la propaganda. En un desfile parecido a una parada militar soviética, los trabajadores podrán salir en esta ocasión tras dos años de aislamiento por la pandemia del coronavirus. Para ello, la dictadura se ha asegurado, mediante amenazas a la sociedad civil, de no ser estorbada por algún activismo que recuerde el verdadero espíritu del día.
El balance de estos años de ausentes desfiles es demoledor para esa propaganda de falsa estabilidad y felicidad sindical que por décadas ha vendido el establishment. En el centro, la apoteosis del 11 de julio de 2021 (11J), con las manifestaciones antigubernamentales de miles de cubanos, deja un sabor demasiado amargo en las bocas de quienes están encargados de difundir la mentira en los altavoces de las plazas. Ya nadie les cree, y los que creían recibieron el baño de agua fría de la represión y las sentencias desmedidas con las que el poder totalitario condenó la mayor huelga de nuestra historia.
Una gran parte de los condenados eran trabajadores que reclamaban, como los mártires de Chicago, sus derechos. Otro gran número eran jóvenes sin trabajo, desempleados o decepcionados de trabajar en un sistema que no ofrece beneficio alguno. Inmediatamente a las protestas, mientras ETECSA dejaba incomunicado al pueblo, el sindicato de las telecomunicaciones en Estados Unidos (en inglés, Communications Workers of America, CWA) rechazaba el accionar del régimen.


“CWA condena el continuo encarcelamiento, arresto, tortura y otros actos de hostigamiento desmedido del gobierno cubano contra su propio pueblo, la clase obrera. CWA pide al régimen cubano que escuche a su pueblo y atienda las necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse y usar la violencia y el terror. Pedimos a la CWA y a todos los demás sindicatos y movimientos por la justicia de este país [Estados Unidos] que se solidaricen con el movimiento de protesta, las organizaciones base y los sindicatos independientes de Cuba, y no con la dictadura”, expresaron en un comunicado.




Pero no fue sólo el entusiasmo del momento o de países considerados «enemigos» del sistema castrista, sino que partidos obreros de tendencia socialista denunciaron también las arbitrariedades y la asfixia de la dictadura de Cuba contra sus obreros. Hace poco, incluso, un órgano tan marcado hacia la izquierda como el argentino Política Obrera, convocaba a marchar en solidaridad con los manifestantes del 11J: «Llamamos a toda la izquierda y a todos los luchadores a pronunciarse por las libertades de los detenidos y a iniciar una campaña al respecto. Esta represión es una advertencia al conjunto de los trabajadores cubanos».
En cambio, los sindicatos nacionales, la Central de Trabajadores de Cuba y otras organizaciones se unían para echar leña al fuego de unas protestas que, según ellos, «comenzaron de forma pacífica» y concluyeron en la violencia. ¿Fueron más violentas que los hechos de la huelga de marzo de 1930 contra Machado? Sí, si nos atenemos a la «orden de combate» del trabajor ideológico Miguel Díaz-Canel, que desató la represión contra su propio pueblo, y a los meses de cárcel de miles de participantes que pasaron a engrosar la lista de presos políticos en la isla, con condenas de años por reavivar el espíritu que deberíamos celebrar hoy: la defensa de nuestros derechos laborales y de todos los derechos.
De momento, con una crisis económica que no vislumbra fondo, los trabajadores cubanos intentan sobrevivir por todos los medios, sin contar con la posibilidad de organizarse para viabilizar sus demandas. ¿Dónde está el sindicato que dejó desamparados a 60 obreros de la fábrica textil THABA en Manatí, o el que se conforma con las pensiones ridículas que cobran los jubilados, o el que abandona al cuentapropista porque piensa diferente a lo que dicta el Partido, o el que no atiende la necesidad del campesino, que se le ha podrido la cosecha esperando al ineficaz estado?
El régimen cubano debiera ser juzgado con especial atención por ese crimen cotidiano de atentar contra el desarrollo natural del trabajo, un valor que, estoy seguro, habría dado frutos de no ser por la interrupción del ’59 y la demagógica «dictadura del proletariado». Aún falta mucho por hacer, pero llegará el día en que en esta nación comulguen en iguales fuerzas el trabajo gustoso, el trabajo que nace de la necesidad y ese otro, gustoso y necesario a la vez, por el que una periodista independiente es arrestada intentado documentar una manifestación… es decir, haciendo su trabajo.
Haciendo nuestro trabajo seguiremos, hasta que este día no sea el de los condenados de la tierra, sino el de hombres y mujeres libres en la plenitud y el ejercicio de sus derechos.
📷 Nachely Rivero, Neife Rigau, Inalkis Rodríguez, Mario Ramírez y La Hora de Cuba
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