Profesión de fe

📷 Neife Rigau

✍️ Elisa Arteaga

Creo en la democracia, aunque sé que no es perfecta pues siempre habrá, en cierta medida, descontento, problemas y corrupción. Creo en un estado de derecho, con sus grietas y sus abolladuras habituales, que siempre será preferible a una dictadura. Creo en la libertad con responsabilidad, para creer, decir y actuar, sin amenazar la libertad del otro. Creo en la justicia, aunque sé que no todo lo justo es legal ni todo lo legal es justo. Creo que el mejor socialismo es el de las sociedades de bienestar capitalistas.

Creo en el pensamiento crítico que se forma a partir de la razón y la aproximación objetiva a hechos y personajes. Creo en la tolerancia y en la dignidad inviolable del ser humano, aunque sé que otros ni creen en ella ni la respetan. Creo en el trabajo necesario y edificante, y creo en la justa remuneración del mismo. Creo en el derecho a la protesta pacífica, a los sindicatos independientes, a la huelga obrera, al movimiento vertical del individuo en la sociedad. Creo en el diálogo, pero también en la defensa propia. Creo en una distribución más justa de la riqueza de mi país, y creo que tenemos recursos y potencial para aumentarla.

Creo en Dios porque quiero, y nadie debe tener el poder de coartar mi fe razonable, y menos de convertirme en paria por ser creyente. Creo en la entrega de Varela cuando formaba políticamente a la juventud cubana para que fuera artífice del progreso de la isla. Creo en los principios patrióticos y democráticos de José Martí cuando se expuso en La Mejorana. Creo en el liderazgo natural de Echeverría, cuyo prestigio nació de su carácter y su valor, no de la labia y el coqueteo con los medios de comunicación. Creo en las buenas intenciones de mi abuelo cuando puso su fe en el M 26-7, allá por los años ´50, antes que se le rajara el corazón de tantas decepciones en medio del Período Especial.

Creo en la voluntad de hacer el bien, en el mejoramiento humano y en la capacidad de emanciparse del hombre. Creo en una Cuba nueva, diferente, libre y próspera, que sólo comenzará a existir cuando la mayoría tenga fe en ella y en la fuerza invencible del pueblo unido.