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  • Foto del escritorTeam Redacción

Padre Nuestro, que estás también en el Arte, danos hoy la emoción de cada día

📷 Neife Rigau

✍️ Henry Constantin

“Nada superior a un bulto de hombres mangoneando al país”

Vayan a ver Padre Nuestro, la obra del grupo La Franja Teatral, que termina de ponerse este fin de semana en la sala Bertolt Brecht, en La Habana. Vayan y vean la tremenda actuación de Lulú Piñera, que se deja cortejar, sonríe, toca el piano, se mueve, llora, mira, camina, grita, interroga, hace silencio, y sufre, como si desde que nació hubiera hecho ese papel, como si fuera ella misma. Vayan a emocionarse con Amelia Fernández, que hace de niña, adolescente y joven y todo le resulta creíble y cierra la obra con tal sobredosis de pasión y dominio que uno se confunde porque no sabe si ella está actuando aún o hablando de su experiencia real. Vayan a electrizarse con la música interpretada por Leyssy O’Farrill al piano, el violín de Roberto Reicino y Daniela Valdés con el clarinete, y la que ha elegido el también actor Pedro Rojas, especialmente Llorona que, a pesar de los carteles con estadísticas, sube el dolor por los varios dramas universales de la mujer mezclados en la obra. Ahí están los terribles números rojos de feminicidios en Cuba reforzados por el rojo intenso que guía visualmente toda la obra y electriza en las coreografías de eros o de dolor ideadas por Dayler Álvarez.

📷 Neife Rigau

La obra no es perfecta, porque no hay obra humana que lo pueda ser: mi admiración no me ocultó las cosas que en ciertos monólogos, en lo a ratos mucho más holandés que cubano de pasajes del libreto, en el vestuario de algún personaje, en momentos de alguna actuación, o en el montaje de tal escena, se podía haber hecho mejor. Pero en este panorama cubano tan grisáceo, donde el talento de la isla se marcha en estampida, y el arte en general se reseca abrumado por el exilio, las carencias o la censura, ver un trabajo en el que tantas personas han logrado brillar (muy bien por el denuedo actoral también hasta de sus personajes secundarios, Alejandra Jesús y Daniela Sánchez), y saber que la puesta en escena ha mantenido llena la sala durante meses sin recurrir a frivolidades ni tonterías, merece mi admiración y que obvie sus defectos y escriba solo lo que me hace admirarla, que es mucho. Padre Nuestro es de lo mejor que he visto en un teatro cubano en muchos años. A su directora, Agnieska Hernández, mis felicitaciones por condensar tantos talentos en un solo espectáculo lleno de calidad y de empatía con ellas, las mujeres. A toda La Franja Teatral, gracias. Que su Padre Nuestro sea escuchado bien alto.

📷 Neife Rigau



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