Apuntes para la comprensión de la variante cubana del español
- Will Lukas
- 22 abr 2023
- 3 Min. de lectura

📷 Inalkis Rodríguez
✍ Ámbar Ferrara
Mañana se celebra el día del idioma y los hablantes del español tenemos mucho que celebrar pues, para nuestro orgullo, esta es una de las lenguas más hermosas que existe.
El español es diverso y se ha transformado tanto que cada nación tiene su propia versión, tan singular como sus hablantes; y si se trata de singularidades, podemos decir que en Cuba se habla “cubañol” la variante más picante, sabrosa y surrealista.
El cubano destaca por su inteligencia para llevar la polisemia del idioma a su máxima expresión. Es un poeta nato y en el aire las compone, pues ensalza el idioma de argots, jergas, giros y demás argucias para describir el entorno, si no pregúntenle a la blanca de la felpa azul donde está la tela roja.
La creatividad resalta en intrincadas derivaciones etimológicas y en préstamos lingüísticos, como por ejemplo definir la calaña de la persona por la tenencia o no de hogar (sin gao). Es destacable igualmente la cosificación de la variante cubana, pues, a pesar de que «cosa» es un pronombre indefinido, todo el mundo sabe cómo está y que se va a poner peor.
Aun es un misterio entre los filólogos el origen del vocablo «Yuma», los especialistas explican que deriva de la mala pronunciación de los locales al leer Unite (yunay) Fruit Company, o por la influencia de cierto filme titulado “El tren de las 3:10 a Yuma”, pero en lo que no hay discusión es que si ponen un tren para el Yuma, ahí sí que se acaba la cosa.
A pesar de que en nuestro país no existen otros dialectos, podemos definir ciertos rasgos específicos en algunos casos, como la variante “informativa” usada en los medios de comunicación, donde se pueden escuchar bellezas como “logros obtenidos”, “aperturar”, «posicionar», “direccionar”, “la chapea” y otras barbaridades por el estilo.
Este dialecto tiene estrecha relación con una intrincada jerga que es solo practicada por ciertos grupos que se caracterizan por utilizar “enérgicamente” el gerundio: se está trabajando, se está planificando, se está gestionando, se está resolviendo, se está priorizando, se está cumpliendo y nos estamos desarrollando. La jerigonza es tan extraña que ni entre ellos mismos se entienden.
También es común en el idioma que se olviden palabras, pues caen en desuso, fenómeno que los especialistas denominan “lenguaje arcaico”, por ejemplo: libertad, elección, opinión, filete, aceituna, costilla, lomo, lechón, camarón, langosta, atún y un largo inventario, aunque expertos han constatado que el arcaico es hablado aún por una pequeña parte de la población que, extrañamente, es la que practica el dialecto del gerundio, hecho que mantiene desconcertada a la academia.
Un rasgo típico de nuestra variante del español es el uso y abuso de siglas, como PIN (Plataforma de Inversión Nacional), o GAESA (Grupo de Administración Empresarial SA). En ocasiones estas empresas suelen fusionarse y también sus siglas, en este caso, la PIN-GAESA está lavando, es decir, trabajando, para impulsar enérgicamente a la economía cubana, saltando las barreras del bloqueo.
Siguiendo este punto, otra sigla muy popular es DPEPDPE, la cual comenzó a utilizarse tras la implementación de la Tarea Ordenamiento, aunque los especialistas no la han descifrado, sí dan por seguro que está interrelacionada con la gestión de la PIN-GAESA.
La publicidad no escapa a las licencias poéticas, no hay nada más extraño que picadillo de niño, carne de embarazada, leche de población o un arroz con problemas de definición política: liberado, controlado, normado.
A modo de conclusión, el español y su variante cubana, lengua viva y siempre cambiante, seguirá evolucionado e incorporando nuevos vocablos, pero hemos de reconocer que el añorado por todos es el lenguaje arcaico.
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